Pronto comienzan a gustarse, pero Lukas teme poner en peligro la relación si le revela su verdadera identidad. La película comienza con una escena del joven Lukas (Rick Okon) inyectándose su vigésimo quinta dosis de testosterona, de manera que no tiene mucho sentido ocultar en la sinopsis que el protagonista es un muchacho transexual.

Ine es un personaje muy importante en la historia; está con su amigo en todo momento y lo contiene cuando no se encuentra bien. Sin embargo, ella siente una gran incomodidad con el nuevo Lukas. Extraña a Miriam, su amiga, y le parece que Lukas se volvió muy egoísta, que solo piensa en sí mismo y que está obsesionado con su «transformación».
Ine no puede comprender del todo lo que siente Lukas y por eso en un momento tiene lugar el siguiente diálogo, uno de los más significativos de la película: Ine—: Si te gustan los hombres, mejor quédate como estás. ¿Para qué hacerte pasar por todo esto? Lukas—: ¿Estás loca? ¡Una cosa no tiene nada que ver con la otra! Porque, a pesar de que Lukas es hombre, es homosexual. Y cuando conoce a Fabio (Maximilian Befort), el típico chico gay que no tiene pareja estable y finge ser hetero fuera de su grupo de amigos gais, se enamora perdidamente de él. La atracción es mutua desde el primer instante, pero a Fabio le gusta que las cosas vayan rápido y, naturalmente, Lukas no puede permitírselo.
Lukas comparte sus experiencias con un grupo de hombres trans de Internet. A ellos, a través de las videoconferencias, les cuenta cómo se siente, sus incomodidades y sus miedos, y ellos, a su vez, buscan apoyo en él. Una de las escenas más bellas y simbólicas de la película ocurre en un bar nocturno, cuando Fabio, luego de enterarse de la transexualidad de Lukas, lo rechaza cruelmente y le dice que no quiere que nadie se burle de él y que «no le gustan los travestis», mostrando no solo una actitud transfóbica hacia las personas transexuales y travestis, sino también egoísta. Ni siquiera se preocupa por cómo está Lukas después de que todos se hayan enterado de su secreto.

En esta escena se presenta una cantante trans muy bella interpretando la canción Wayfaring Stranger:
Soy un pobre caminante que viaja por este valle de desgracias.Es muy simbólica en todo lo que dice; en el contexto de la película, hace referencia a todo el dolor que el protagonista atravesó, atraviesa y tendrá que atravesar. Cuando la gente le dice que «siempre puede volver atrás» o que «mejor se quede mujer», es imposible no pensar en el verso que dice «simplemente voy a casa».
Y no hay enfermedad, fatiga, ni peligro en el mundo al cual me dirijo...
Voy a casa, a ver a mi padre, allí voy para dejar de vagar, solo voy al Jordán.
Simplemente voy a casa... Sé que los nubarrones me rodearán, sé que el camino es duro y escarpado,
pero ante mí se extienden los campos dorados donde descansan los redimidos.
En la última escena de la película, la metáfora cobra vida y vemos a Lukas en una de sus videoconferencias, alrededor de los «campos dorados» que menciona la canción. Lukas inspira una gran ternura, en especial en las escenas en que advierte que su cuerpo, poco a poco, se va haciendo más masculino: cuando Ine le dice que «apesta a sudor» (¡sudor masculino!), cuando los demás chicos le dicen que les parece atractivo, o cuando entra en una discoteca solo para hombres.
Una película realmente recomendable que profundiza en los sentimientos de las personas y muestra, más que nada a través del personaje de Fabio, que no tiene sentido ponerle pegas al amor. Romeos fue premiada en la XVII edición del festival de cine LGBT parisino Chéries-Cheris, que se celebró en el Forum des Images de la capital francesa desde el pasado 7 de octubre. Lamentablemente, no pudo llegar a los cines de Alemania, pero, por suerte, existe Internet para conocer estas obras tan bellas y darlas a conocer al mundo entero.
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