jueves, 9 de febrero de 2012

La homosexualidad en la adolescencia

Por lo general los homosexuales, durante la adolescencia, suelen ser retraídos, su autoestima es baja y tienen más probabilidades de sufrir una depresión.


La adolescencia es un periodo del desarrollo biológico, social, psicológico y sexual que comienza con la pubertad. Su rango de duración se enmarca entre los 10 y 20 años aproximadamente y según la fuente que se consulte.

Sin centrarse en los cambios físicos por los que pasamos tanto hombres como mujeres, porque son más que evidentes (Mujeres: menstruación, desarrollo de las mamas… Hombres: aumento del pene y la espermatogénesis… por ejemplo), estudiaremos en los cambios psicológicos que se producen.
La evolución que los seres humanos vivimos en esta etapa, hace que entremos en crisis, ya que nos encontramos ante la creación de nuestra propia identidad, nuestra personalidad. Debemos desechar ideales, creencias, pensamientos y formas de actuar que antes creíamos correctas, y no sólo desechar, sino que debemos crear nuevas formas de enfrentarnos al mundo, nuevas estrategias y consolidar todas aquellas características para ser, en el futuro, personas emocionalmente estables y sanas. Por lo tanto podemos decir que no es una tarea sencilla.
En esta etapa también termina de consolidarse nuestra sexualidad, tanto a nivel físico como psicológico. Vemos cómo nuestro cuerpo sufre muchos y bruscos cambios, los cuales hemos de ir aceptando. Es el momento en el que nuestras hormonas entran en ebullición cuando un hombre ve a una mujer (o viceversa), o cuando te das cuenta de que te atraen las personas de tu mismo sexo.
El caso de la heterosexualidad es la norma social y no repercute de un modo violento en la consolidación del niño en adulto. Pero en el caso de aceptarse homosexual este proceso puede complicarse, “enquistarse”.
Supongamos que aceptamos tal condición sin ningún tipo de vergüenza o pudor, ¿Lo aceptará la sociedad? Y sobre todo, ¿Lo aceptarán o entenderán mis padres?
Con el tiempo estamos viendo la homosexualidad como algo más normalizado, pero aún hay sectores que influyen de forma negativa en la sociedad e impiden la total normalización, llenando a las personas de prejuicios.
En cualquier caso, el enfrentarse a la decisión de contarlo en casa, no es nada fácil.
El aceptar que uno es homosexual puede acarrear una serie de problemas, los mismos que se tienen cuando se es diferente o se “rompen” las normas sociales. Por lo general los homosexuales, durante la adolescencia, suelen ser retraídos, su autoestima es baja y tienen más probabilidades de sufrir una depresión. Son criticados, se les considera perversos, infieles, viciosos… se encuentran solos y aislados y se enfrentan a muchas dificultades a la hora de encontrar pareja en un mundo educado para ser heterosexual.
Los padres
Padres de hijos homosexualesPero tampoco es fácil, para las generaciones anteriores a las nuestras, aceptar que tu hijo/a es homosexual (ya sea por la educación recibida, por las creencias religiosas o la ideología). Los progenitores deben aceptar que es una etapa del desarrollo que se supera satisfactoriamente con el tiempo y con los mensajes correctos.
El trauma a la resistencia ante la identidad sexual del hijo puede ser emocionalmente devastador. Esta puede ser particularmente alta en padres que han sido criados en la convicción de que la sexualidad es algo malo, que no es lo adecuado. El proceso de convertirse en un joven es de por sí bastante duro, pero para los gais adolescentes es todavía más traumático. A menudo es más problema del temor al desprecio de la gente, sumado con el rechazo de los padres a su homosexualidad lo que los deja hundidos y aislados”, afirma Tatiana Andrea Osorio Ríos, psicóloga.
Andrea Osorio asegura: “Los padres deben entender que los jóvenes no atraviesan por ninguna enfermedad mental no que su elección sexual se debe a una crisis debido a su edad”.
Para poder normalizar esta situación, que poco a poco va encontrando su camino, se aconseja que el seno familiar otorgue amor y una educación sexual sana y libre de prejuicios. Educar a los niños a aceptar, tolerar y respetar a los demás debería ser una obligación. La confianza y el respeto deben ser los pilares que sustenten cualquier tipo de relación social (amistades, pareja, familiares…), por lo que educar a tu hijo y sobre todo a uno mismo en esos principios puede facilitar mucho las cosas, no sólo con el tema de la homosexualidad, sino ante cualquier problema que surja a lo largo del desarrollo.
Existen una serie de indicios que nos llevan a plantearnos que un adolescente puede tener tendencias homosexuales, entre ellas encontramos las siguientes:
  • Ausencia o comienzo tardío de la masturbación.
  • Oposición o rechazo hacia la sexualidad del sexo opuesto.
  • Algún contacto homosexual en la infancia.
  • Sentimientos de culpabilidad ante la excitación con personas del mismo sexo.
  • Homofobia exagerada o rechazo hacia los homosexuales de forma exagerada, por falta de aceptación de la propia sexualidad.
En el caso que su hijo/a les haga saber que su orientación sexual es la homosexualidad hay una serie de cuestiones o consejos que deberían tener en cuenta:
  • Si se trata de una situación que costará aceptar, ha de hacérselo saber al adolescente para saber a qué se enfrenta y saber que esa situación requerirá de un tiempo para poder asimilarse.
  • Pensar que es una situación que no puede cambiarse y que la relación familiar no debe cambiar por este hecho.
  • No autoculparse ni buscar culpables.
  • Aceptar la orientación sexual del joven y de este modo evitar sufrimientos “inútiles”.
  • Buscar información al respecto para aclarar ideas distorsionadas
  • Respetar la condición sexual de su hijo.
  • Apoyarlo emocionalmente, pues lo habrá ocultado durante bastante tiempo y eso le ha podido crear sufrimiento.
  • Normalizar la situación y no tener miedo a enfrentarse a la sociedad.
  • En caso de que fuese necesario, tanto para el adolescente como para los progenitores, recurrir a algún profesional de la psicología.
En sí, la homosexualidad está tan limitada como la heterosexualidad: lo ideal sería ser capaz de amar a una mujer o a un hombre, a cualquier ser humano, sin sentir miedo, inhibición u obligación. (Simone De Beauvoir)

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