jueves, 9 de febrero de 2012

Eduardo García: "Echo a mis personajes a los leones a ver cómo se las arreglan"

Tres vidas paralelas. Tres perspectivas de una misma realidad. Tres despertares. Adolfo, Bernardo y Abussadora, tres maneras de entender su condición sexual y de afrontar la vida; visiones tan distintas, pero en el fondo no tan lejanas.

este amor que hay que callar3/2/2012 - Saioa Hermosa | Este amor que hay que callar, de la editorial Stonewall, aborda el complicado tema de la aceptación personal y social con brillante sencillez. Contada a tres voces, la novela descubre la vida de estos tres personajes que narran con naturalidad sus devaneos sexuales y amorosos desde la más tierna infancia.
Eduardo García firma el que es su cuarto trabajo con la soltura de quien sabe de lo que está hablando, y lo hace con una luz y frescura inusual en su bibliografía. Es, sin duda, su obra más alegre.
Nacido el 1 de junio de 1970 en Santo Domingo (República Dominicana), podemos decir que Eduardo García es un escritor tardío; después de estudiar Administración Hotelera y trabajar durante más de 11 años en American Airlines, decide dejarlo todo y dedicarse, entre otras cosas, a ser profesor de yoga, tarólogo y escritor. Hasta 2007 no publica su primera novela. Después vendrían dos más, y en 2011 llegaría Este amor que hay que callar.
Cáscara Amarga ha tenido el placer de charlar con él y nos ha contado muchas cosas interesantes:
Comencemos por el principio. ¿De qué trata Este amor que hay que callar?
Pues esta novela toca diferentes temas, como es el despertar sexual de los tres personajes que están contando su historia, el descubrimiento de la vida real, el irse conociendo a sí mismos, el primer amor, el primer corazón roto, pero sobre todo, yo te diría que trata acerca de la discriminación que tenemos contra todo lo que es diferente a nosotros, y peor aún, la que tenemos contra nosotros mismos cuando no queremos aceptarnos como somos.
La historia de los tres protagonistas transcurre en la capital de la República Dominicana. En el relato se describe Santo Domingo como una ciudad muy homofóbica, al menos en los 90, época en la que transcurre la mayor parte de la novela. Tú viviste muchos años en esa ciudad. ¿Te basas en experiencias personales para dibujar un escenario así? ¿El libro tiene algo de autobiográfico?
Mis libros siempre tienen algo de autobiográfico, me gusta contar cosas desde mis propias experiencias y entonces novelarlas hasta que los protagonistas alcen vuelo y hagan lo que tengan que hacer.
También me gusta contar las historias de mis amigos. Yo les digo que nunca voy a contar lo que me confiesan, pero que voy a escribirlo y a publicarlo. No sé qué es peor (risas).
¿Crees que en estos años la posición de la sociedad hacia la comunidad gay ha cambiado en algo en Santo Domingo?
En algunos aspectos sí, porque ya muchos gais e incluso transformistas tienen su espacio en la televisión. Pero por otro lado, la sociedad los sigue viendo como un espécimen raro y al que no se le debe mucho respeto.
El libro está estructurado de tal forma que tres voces interactúan continuamente e incluso se cruzan entre ellas.
Sí, y aunque hay otros personajes muy importantes, son sólo tres los que cuentan la historia. Aunque cada uno está contando su propia historia, y éstas se van entrecruzando de alguna manera, al final, todos cuenta la misma historia que es la vivimos los seres humanos, la de tratar de encontrar nuestro propio destino.
¿De dónde surgen tus personajes?
Como te he dicho antes, algunos de mis experiencias y vivencias, otros son de amigos y conocidos, y algunos otros de mi imaginación. Los echo a todos a los leones a ver cómo se las arreglan. Intento jugar con ellos, pero son ellos los que terminan jugando conmigo.
Tus protagonistas van madurando a lo largo del relato, se van formando como personas y también como “personajes”. Además, parece que disfrutas viendo cómo se desenvuelven entre ellos, dejándolos hacer. Incluso, personajes de otras novelas se asoman en esta como para decir “aquí estoy yo, no he desaparecido”.
Así es, yo los dejo hacer. Soy algo así como el moderador, o el que va contando lo que ellos van viviendo. Y sí, los protagonistas de novelas anteriores continúan apareciendo, visitándome, coqueteando conmigo y con mis nuevos personajes. No se dan por vencido, quieren volver a jugar conmigo.
Uno de los protagonistas, Adolfo, dice que no cree en la bisexualidad, que es un invento de los gais que no quieren asumir su realidad por completo.
Si con esto quieres preguntar si el que piensa así soy yo, te digo que sí. Es como una soga de auxilio de la que pueden socorrerse en caso de necesitarla.
Esta es tu cuarta novela, la primera editada en España. ¿Cómo ha sido tu evolución como escritor? ¿Se percibe un cambio a lo largo de los distintos trabajos?
Mira, todas mis novelas son distintas la una de la otra, pero yo sí que noto una evolución, sobre todo cuando la comparo con la primera que escribí. Siento que he ido madurando como escritor, y también acepto que me falta mucho por evolucionar y crecer, que es lo que más me gusta de todo esto.
Al menos en la portada de Este amor que hay que callar se nota un cierto cambio hacia el color, hacia la luz. Además, como en alguna otra novela, apareces tú dibujado. Cuéntanos la historia de esta portada.
Lo que sucede es que las novelas anteriores eran muy oscuras, muy truculentas, que me imagino que venía de lo que vivía en esos momentos. La de Este amor que hay que callar es una novela colorida, llena de música y momentos alegres, es un canto a la vida, una luz al final del túnel. Por eso quería que la portada reflejase todo eso.
Me gusta salir en mis portadas, es un placer que me gusta darme. El otro chico que siempre sale conmigo, es el amigo que me las dibuja y que vive en Chile.
Además de en la República Dominicana, has pasado muchos años de tu vida en Chile, y ahora vives en España. ¿Acogen sus sociedades de igual manera al colectivo LGTB?
Muy diferente. En la República Dominicana y en Chile, al ser países latinos, todavía les falta mucho por aceptar, por entender. Lamentablemente, son países en los que se vive de las apariencias, y lo importante es lo que se ve y no lo que eres en realidad.
No sé en el resto de España, pero al menos en Madrid es mucho más abierto, porque lo noto en las calles, en los lugares públicos, incluso en el metro. No hay temor a esconder lo que te gusta.
¿Es complicado acceder al mercado literario general con este tipo de temática y vender libros que hablan del amor entre personas del mismo sexo?
Es complicado. Creo que el día en que Isabel Allende escriba una novela acerca de lesbianas o de gais, no va a continuar siendo bestseller, o quién sabe, tal vez la sociedad podría sorprendernos.
¿Madrid te inspira para una novela?
Sí, mucho, y ya la tengo en mente.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Estoy escribiendo una novela completamente diferente a lo que he escrito antes, pero manteniendo mi línea, mi manera de contar las cosas, y con personajes LGTB, que nunca me abandonan.

Eduardo García, sin cáscara


eduardo garcia, este amor que hay que callarSu palabra favorita: Amigo.
¿A qué tiene tendencia? A la dualidad.
Su mayor miedo: No poder hacer las cosas que me gustan.
Se le pone el corazón en un puño cuando… Me dicen que me quieren.
Una canción imprescindible: Cualquiera con la voz de Beto Cuevas o de Yolandita Monge.
En casa, ¿por qué podrían echarle la bronca? Porque llevo mi propio ritmo, a veces los demás no lo entienden.
Qué es lo primero que hace al levantarse: Orinar y tomar agua.
Lo último que le hizo reír: Un comercial muy antiguo que me encantaba cuando niño.
Lo último que le ha hecho llorar: La película If only, siempre me sucede eso cuando la veo.
¿A quién le gustaría ver sin cáscara? A Beto Cuevas
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